Todos solemos experimentar incertidumbre, ansiedad al conocer a personas nuevas, pero una vez roto el hielo, la mayoría logramos convertir esos encuentros en una experiencia agradable. Pero hay personas que ante esta y otras situaciones de interacción social experimentan un grado de ansiedad mucho más elevado.
El grado de ansiedad y vergüenza puede ser tal que se producen señales físicas delatoras (sudor, temblor muscular y de voz, rubor) que los hacen sentirse más vulnerables e inseguros.

Estas situaciones se transforman cada vez más en algo desagradable y la tendencia más común es evitarlas o escapar.
La fobia social se caracteriza por un intenso miedo a ser evaluado negativamente por los otros y la presencia de conductas de escape y evitación de situaciones sociales o la persistencia de altos niveles de ansiedad cuando el sujeto permanece en las situaciones temidas.

Las personas con fobia social temen ser observadas o escudriñadas por los que están a su alrededor, están convencidas de que los demás lo harán y además de que el resultado de esa observación será negativo. Este hecho puede llegar a ser cierto pues la ejecución del fóbico social delante de los demás se suele deteriorar a causa de los altos niveles de ansiedad experimentados. Las conductas de evitación suelen ser muy frecuentes conduciendo, en los casos más graves, a un aislamiento del entorno social.